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domingo, 12 de enero de 2014

De a tomar por culo



Y sí, aquí estamos, sumidos en un presente que es fruto de una historia y será historia. La cuestión que me hago es cuándo será historia. Precisamente en este instante estoy que me muero porque este día sea ya historia, pero ir a la cama no es una opción. Queda aún senda por recorrer... es lo que tienen los exámenes y ver cosas que te tocan los cojones. Pero tampoco vamos a echarle la culpa al presente no? Qué culpa tiene él... el pobre, que ni va ni viene. En fin, mini momento de explosión. New york de Lou Reed me ha dado tangentes por las que marcharme, "Eres mi madre?" me está decepcionando un poco, no voy a poder terminar a tiempo los hermanos Karamazov, pero bueno, ya lo sacaré otra vez que me queda nada. Joder, la materia es interesante pero qué pocas ganas! No pensar, esa es la estrategia. Nooooooo pensar. Al menos para esto. Desconectarse. Ahora apago el ordenador. Ahora guardo los libros. Ahora escondo los cómics. Pero la puta cabeza sigue conectada... ah, es verdad, ahora no hay que pensar. Hay que estudiar. Suerte a todos los estudiosos. Mira que dos poemas tenía guardados. Somos minúsculos y a la vez gigantes, y sobre todo, somos. Y eso es lo que me gusta a veces hacer ahora. Gritar un poquito y decir SOY! Y llenar de pájaros mi cabeza (de una forma contraproducente dado el momento en el que nos encontramos muchos). Bueno, quejarse por vicio, deporte nacional. Domingo, para variar. BUM! La foto que he puesto me gusta. Para qué más? El fondo se lo pone cada cual, y tengo claro que el mío es verde.

Metal pesado

Igual que sucedía, siendo niños,
con las mágicas gotas de mercurio,
que se multiplicaban imposibles
en una perturbada geometría,
al romperse el termómetro, y daban a la fiebre
una pátina más de irrealidad,
el clima incomprensible de los relojes blandos.
Algo de ese fenómeno concierne a nuestra alma.
En un sentido estricto, cada cual
es obra de un sinfín de multiplicaciones,
de errores de la especie, de conquistas
contra la oscuridad. Un individuo
es en su anonimato una obra de arte,
un atávico mapa del tesoro
tatuado en la piel de las genealogías
y que lleva hasta él mismo a sangre y fuego.
No hay nada que no hayamos recibido
ni nada que no demos en herencia
Existe una razón para sentir orgullo
en mitad de esta fiebre que no acaba.
Somos custodios de un metal pesado,
lujosas gotas de mercurio amante.



Carlos Marzal


Para que yo me llame Ángel González

Para que yo me llame Ángel González,
para que mi ser pese sobre el suelo,
fue necesario un ancho espacio
y un largo tiempo:
hombres de todo el mar y toda tierra,
fértiles vientres de mujer, y cuerpos
y más cuerpos, fundiéndose incesantes
en otro cuerpo nuevo.
Solsticios y equinoccios alumbraron
con su cambiante luz, su vario cielo,
el viaje milenario de mi carne
trepando por los siglos y los huesos.
De su pasaje lento y doloroso
de su huida hasta el fin, sobreviviendo
naufragios, aferrándose
al último suspiro de los muertos,
yo no soy más que el resultado, el fruto,
lo que queda, podrido, entre los restos;
esto que veis aquí,
tan sólo esto:
un escombro tenaz, que se resiste
a su ruina, que lucha contra el viento,
que avanza por caminos que no llevan
a ningún sitio. El éxito
de todos los fracasos. La enloquecida
fuerza del desaliento...


Ángel González

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